Antes de que las calles sean ocupadas por el tránsito, existe un momento de suspensión: la marcha blanca. Este término, usado para describir un ensayo previo a la plena circulación, se vuelve aquí una imagen de nuestro presente cultural: un tránsito entre lo que se desmorona y lo que aún no se configura del todo. Estamos en un momento en que la realidad se dibuja a medida que avanzamos, entre la certeza del desgaste y la posibilidad de lo nuevo. ¿Nos reunimos para resistir o para abrir paso a lo que sigue? ¿Es la protesta un gesto de ruptura o el inicio de un orden distinto?

Las obras aquí reunidas funcionan como señales de este recorrido: algunas revelan los restos de estructuras caídas, otras trazan nuevas direcciones en medio de la incertidumbre y cuestionan la naturaleza de nuestras reuniones y desplazamientos. La pintura, antes contenida en el marco, ahora se arrastra y se expande; la arquitectura, que parecía inmutable, se flexiona y se adapta. Nada es completamente sólido, pero tampoco todo se ha perdido.

Si la cultura está en el suelo, es porque busca inscribirse en un espacio distinto, lejos de las alturas inaccesibles. Las instituciones han cedido, los pilares se han torcido, pero en esa transformación se abre la posibilidad de reconstrucción. La Marcha Blanca no es solo un ensayo de tránsito: es la promesa de una dirección. Aquí no se camina sobre ruinas, sino sobre el inicio de un nuevo trayecto, donde la protesta encuentra su forma más lúcida: avanzar sin renunciar al movimiento.

Adelante, el asfalto aún está fresco.

_Curaduría por Santiago Errázuriz

Textos por Angel Muñoz

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Listado de expositores: Ciro Beltran, Teresa Cruz, Rocio Monasterio,  Arturo Duclos, Victor Castillo, Saray Purto, Loreto Greve, German Tagle, Gabriel Arqueros, Leonora Pardo, Sebastian Cobo, Cristian Quitral, Ale Giorgga.